10/12/10
NAVIDAD DEL 2010
Aún no he hecho mi carta a los Reyes Magos, ni siquiera tengo pensado qué quiero para estas fiestas. Y es que el desasosiego que me rodea, el que han creado y siguen creando personajes que parecen salidos del túnel del tiempo, no es para pensar en regalos. Los inmigrantes están con un pie aquí y el otro no se sabe dónde y a la mínima que se portan "incívicamente" quieren echarlos. Los jubilados pagan el pan cada vez con manos más temblorosas, pues no saben si mañana la barra habrá de ser más pequeña. Los que tienen empleo miran al cielo suplicando, no un regalo, sino que no se lo quiten, el empleo. Los desempleados vuelven humillados a su viejo dormitorio en casa de sus padres, después de comprobar que lo de la emancipación era una palabra del pasado.... Mientras, los políticos vociferan lo que ni ellos mismos se creen, y lo curioso es que consiguen que muchos les crean. Se cierran las mentes y el corazón y aparecen los instintos más primarios en las buenas personas. Parece que el único grito que se oye -sin necesidad de palabras- es el ¡Sálvese quien pueda!
En este ambiente, que creo no es solo de mi país, los regalos son un lujo y la esperanza una necesidad. Pero muchos cristianos han olvidado lo de "Amarás al prójimo como a tí mismo". Los no cristianos no necesitamos esa máxima, solo la empatía.
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