
Mañana, 15 de Octubre, salimos a la calle los jóvenes y los viejos, sin distinción de edades, profesiones, no se si de clases. Porque ya no se lleva decir clase, y es que en los tiempos recientes de la falsa abundancia, todos o casi todos los del "primer mundo" sentíamos que éramos de clase por lo menos media. Y es que hoy los parados formarían una nueva clase, si se llevara ese concepto.
Dicen los jóvenes que no importa la derecha o la izquierda. Yo viví la derecha y no la quiero. He vivido la izquierda y me he avergonzado de ella. Pero no es lo mismo. Los que no lo han vivido no tienen idea. Y así, con cada nueva generación se vuelven a cometer los mismos errores, porque "nadie escarmienta por cabeza ajena".
Pero quiero darme el derecho de mirar este momento con ojos nuevos, con los ojos de la esperanza y también la confianza. Creo realmente que algo nuevo se está forjando, lo he visto, lo he oído y he temblado de emoción al contemplar miles de manos en comunión, en paz, en diálogo constante, ésas y no las armas de la violencia son las que están mostrando al mundo.
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