LUIS CERNUDA, EXILIADO DE SI MISMO
31/10/08
FEDERICO GARCIA LORCA LO QUERIA ABIERTO, ABRE TU BALCON
FEDERICO GARCIA LORCA LO QUERIA ABIERTO, ABRE TU BALCON
TAN LARGA AUSENCIA
Tan larga ausencia
Por Felipe Sérvulo en"Inventario de Silencios"
SI ESTA tarde vienes,
no preguntaré
por tan larga ausencia,
ni por los amores dejados
al borde del camino.
Sólo encontrarás
mis manos para retenerte
y dar vida a los poemas
que dejamos inacabados.
Por Felipe Sérvulo en"Inventario de Silencios"
SI ESTA tarde vienes,
no preguntaré
por tan larga ausencia,
ni por los amores dejados
al borde del camino.
Sólo encontrarás
mis manos para retenerte
y dar vida a los poemas
que dejamos inacabados.
LA VIDA SIGUE
LA VIDA SIGUE
Por Felipe Sérvulo en su blog "Inventario de Silencios"
HOY he vuelto a mi calle.
No la recuerdo con tanto silencio.
Dónde están las rayuelas,
los balcones tallados en perfume,
las azoteas que, de tan limpias,
eran herida.
Las palabras de amor de Lucía,
o las risas de Juanito,
(se nos fue con casi nueve).
Alguien dirá que es otro tiempo.
Que la vida, muy al sur,
sigue en otras calles,
que también hay caricias
guardadas en otras manos.
Pasaron las palabras de Lucia,
pero hay palabras y otras risas
que levantan geografías tan hermosas,
como aquellas calles fueron.
30/10/08
25/10/08
Margaret Atwood - Premio Príncipe de Asturias de las Letras
Los Premios Príncipe de Asturias de ayer no tenían desperdicio. El de Letras, donado a una mujer de quien no conocía su trayectoria, Margaret Atwood me dió esa dosis de energía positiva que todos necesitamos en algunos momentos. Lúcida y luchadora defendía el arte, la creatividad, la palabra, como algo tan consustancial al ser humano que brota tantas veces como se quiera cortar. Un placer de haberla conocido.
Un grito literario contra la injusticia
Un grito literario contra la injusticia
18/10/08
17/10/08
EL VIEJO (I)
Ha cumplido los ochenta y se quiere morir. Creció sin amor de padre y con el papanatismo de su madre y la guerra partió su infancia en trocitos. Se recompuso como pudo y al cumplir los 18 emigró en busca de pan para él y su hambrienta familia. No encontró mucho apoyo entre los que llevaban unos años emigrados en un lugar de Catalunya. Esa otra familia no le esperaba con los brazos abiertos, sino con la dureza de unos tiempos difíciles también en tierra catalana.
El muchacho no era fuerte y no soportó los duros trabajos que le ofrecieron. Pero era inteligente y espabilado y combinó la jornada en una fábrica textil con la venta de toallas y ropa de cama en un barrio ubicado donde “la ciudad (Barcelona) pierde su nombre”. Vendía a plazos y los beneficios los iba reuniendo para su familia de allí y para tener donde caerse muerto.
Pero no murió sino que ha cumplido ochenta años y se quiere morir. No tuvo otra familia que la de origen ni novia ni amante ni amiga que le hiciera una caricia. Tampoco novios ni amantes ni amigo que le diera un beso. Solo su familia de origen, que han ido muriendo y los descendientes de éstos a los que ve de tanto en tanto.
Ganó dinero porque trabajaba con la convicción del que tanto tienes tanto vales y así edificó su vida, enterrando sus sentimientos en las profundidades de una fina ironía que, en ocasiones se convertía en sarcasmo.
Se quedó solo. Solo con su dinero, algún amigo, unos pocos familiares descendientes y una no muy mala cuenta bancaria. Continuaba regalando a esos pocos familiares descendientes el dinero que se había ahorrado en vicios y placeres y continuaba untando a quienes creía le podían dar algún beneficio. Pero los familiares descendientes no le pagaron los regalos como él esperaba. Tampoco los médicos le curaban como él había pagado. Quería morirse.
El muchacho no era fuerte y no soportó los duros trabajos que le ofrecieron. Pero era inteligente y espabilado y combinó la jornada en una fábrica textil con la venta de toallas y ropa de cama en un barrio ubicado donde “la ciudad (Barcelona) pierde su nombre”. Vendía a plazos y los beneficios los iba reuniendo para su familia de allí y para tener donde caerse muerto.
Pero no murió sino que ha cumplido ochenta años y se quiere morir. No tuvo otra familia que la de origen ni novia ni amante ni amiga que le hiciera una caricia. Tampoco novios ni amantes ni amigo que le diera un beso. Solo su familia de origen, que han ido muriendo y los descendientes de éstos a los que ve de tanto en tanto.
Ganó dinero porque trabajaba con la convicción del que tanto tienes tanto vales y así edificó su vida, enterrando sus sentimientos en las profundidades de una fina ironía que, en ocasiones se convertía en sarcasmo.
Se quedó solo. Solo con su dinero, algún amigo, unos pocos familiares descendientes y una no muy mala cuenta bancaria. Continuaba regalando a esos pocos familiares descendientes el dinero que se había ahorrado en vicios y placeres y continuaba untando a quienes creía le podían dar algún beneficio. Pero los familiares descendientes no le pagaron los regalos como él esperaba. Tampoco los médicos le curaban como él había pagado. Quería morirse.
15/10/08
GOYA
Goya
09/01/2008
CARLOS Rivera
De la página de Carlos Rivera: Columnas de humo
Los días azules, acristalados y fríos de enero yo solía pasear, cuando era joven, por los desiertos campos de Mellaria y sentía, como no siento ahora, esa sensación de renacimiento que otorga al vivir la sabiduría de la ilusión, título, por cierto, de un libro de Rafael Argullol que he releído en las pasadas fechas navideñas. Especialmente me detuve, como cuando lo leí la primera vez, en la opinión de Argullol sobre las pinturas negras de Goya que a mí, en otro tiempo, tanto me impactaron. Este año se cumplen, precisamente, los doscientos de aquella nuestra guerra de la independencia frente a Napoleón que Goya inmortalizó en alguno de sus cuadros, como Los fusilamientos de la Moncloa . Goya en su infierno es el título del breve ensayo de Argullol en el libro que cito, La sabiduría de la ilusión . Entre los muy numerosos fantasmas y obsesiones de mi cerebro Goya ocupa un lugar especial, junto al Bosco, El Greco, Van Gogh y Louis Amstrong , la música clásica y los deleites del bel canto a los que suelo acudir cuando necesito que el poema que estoy escribiendo se digiera melódicamente en mi angustia existencial. De todas esas especies de obsesiones es Goya el que me atraviesa, me invade, se me aparece en sueños con sus esperpentos y sus pinturas negras que describen lo más selecto de las filias y fobias del ser de España. Mi Goya predilecto coincide con el diagnóstico de Malraux : él es el mejor exponente de la angustia de Occidente. Sin duda. Goya es la violencia en el arte en el mismo sentido que di a un viejo poema mío que llevaba una cita ("la destrucción es la cima") de un poeta francés, Yves Bonnefoix . Digo en ese poema que "es preciso destruir y destruir/hasta que todo sea el délfico recodo/del camino que siempre inicia el día". Obviamente, no lo escribo en ese sentido de violencia literal sino en ese otro sentido que siempre buscamos los poetas y los artistas, el perfeccionismo. No estamos nunca satisfechos ni con la palabra ni con el arte que nos han precedido. Cada nueva generación de artistas y poetas comparte la utopía de ser portadores de un génesis y aunque todos seamos herederos de una tradición artística y literaria a la que no renunciamos, nuestra utópica pretensión es alcanzar ese délfico recodo del camino de la obra nueva, única, aun a sabiendas de que nada hay nuevo bajo el sol.
Volviendo a Goya, uno de los más queridos fantasmas de mi cerebro, es no solo la violencia en el arte sino el gran exorcista de la España de su tiempo. Como plásticas greguerías al estilo Gómez de la Serna , Goya resumió en sus esperpentos, en sus bocetos trágicos y cómicos, en sus pinturas negras, la idiosincrasia de un país del que tuvo que exiliarse y no solo por motivos políticos. En su larga y negra historia este país al que tanto amamos y donde hemos nacido ha sido causa de tantos exilios interiores como exteriores. Salir fuera de España para respirar el aire fresco de la libertad. Toda una generación tuvo que tomar las de Villadiego cuando acabó la última y esperamos que definitiva de nuestras guerras civiles.
Solo que a veces no las tenemos todas con nosotros cuando contemplamos esas manifestaciones de obispos, curas y monjas gritando como posesos, como si la calle fuera un púlpito, contra unos supuestos ataques a la que ellos llaman familia cristiana, sin caer en la cuenta de que un Estado no confesional no puede legislar para la fe sino para todos los ciudadanos libres que, aunque no vayamos a misa, vivimos en familias que si corren algún peligro es el que proviene del oscurantismo político y religioso de otras épocas como la de Goya.
09/01/2008
CARLOS Rivera
De la página de Carlos Rivera: Columnas de humo
Los días azules, acristalados y fríos de enero yo solía pasear, cuando era joven, por los desiertos campos de Mellaria y sentía, como no siento ahora, esa sensación de renacimiento que otorga al vivir la sabiduría de la ilusión, título, por cierto, de un libro de Rafael Argullol que he releído en las pasadas fechas navideñas. Especialmente me detuve, como cuando lo leí la primera vez, en la opinión de Argullol sobre las pinturas negras de Goya que a mí, en otro tiempo, tanto me impactaron. Este año se cumplen, precisamente, los doscientos de aquella nuestra guerra de la independencia frente a Napoleón que Goya inmortalizó en alguno de sus cuadros, como Los fusilamientos de la Moncloa . Goya en su infierno es el título del breve ensayo de Argullol en el libro que cito, La sabiduría de la ilusión . Entre los muy numerosos fantasmas y obsesiones de mi cerebro Goya ocupa un lugar especial, junto al Bosco, El Greco, Van Gogh y Louis Amstrong , la música clásica y los deleites del bel canto a los que suelo acudir cuando necesito que el poema que estoy escribiendo se digiera melódicamente en mi angustia existencial. De todas esas especies de obsesiones es Goya el que me atraviesa, me invade, se me aparece en sueños con sus esperpentos y sus pinturas negras que describen lo más selecto de las filias y fobias del ser de España. Mi Goya predilecto coincide con el diagnóstico de Malraux : él es el mejor exponente de la angustia de Occidente. Sin duda. Goya es la violencia en el arte en el mismo sentido que di a un viejo poema mío que llevaba una cita ("la destrucción es la cima") de un poeta francés, Yves Bonnefoix . Digo en ese poema que "es preciso destruir y destruir/hasta que todo sea el délfico recodo/del camino que siempre inicia el día". Obviamente, no lo escribo en ese sentido de violencia literal sino en ese otro sentido que siempre buscamos los poetas y los artistas, el perfeccionismo. No estamos nunca satisfechos ni con la palabra ni con el arte que nos han precedido. Cada nueva generación de artistas y poetas comparte la utopía de ser portadores de un génesis y aunque todos seamos herederos de una tradición artística y literaria a la que no renunciamos, nuestra utópica pretensión es alcanzar ese délfico recodo del camino de la obra nueva, única, aun a sabiendas de que nada hay nuevo bajo el sol.
Volviendo a Goya, uno de los más queridos fantasmas de mi cerebro, es no solo la violencia en el arte sino el gran exorcista de la España de su tiempo. Como plásticas greguerías al estilo Gómez de la Serna , Goya resumió en sus esperpentos, en sus bocetos trágicos y cómicos, en sus pinturas negras, la idiosincrasia de un país del que tuvo que exiliarse y no solo por motivos políticos. En su larga y negra historia este país al que tanto amamos y donde hemos nacido ha sido causa de tantos exilios interiores como exteriores. Salir fuera de España para respirar el aire fresco de la libertad. Toda una generación tuvo que tomar las de Villadiego cuando acabó la última y esperamos que definitiva de nuestras guerras civiles.
Solo que a veces no las tenemos todas con nosotros cuando contemplamos esas manifestaciones de obispos, curas y monjas gritando como posesos, como si la calle fuera un púlpito, contra unos supuestos ataques a la que ellos llaman familia cristiana, sin caer en la cuenta de que un Estado no confesional no puede legislar para la fe sino para todos los ciudadanos libres que, aunque no vayamos a misa, vivimos en familias que si corren algún peligro es el que proviene del oscurantismo político y religioso de otras épocas como la de Goya.
12/10/08
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