Punto y aparte. Algunos lo intentamos después de unos días de romper la rutina del año de la manera que sea. La cuestión es poder mirar lo cotidiano con ojos nuevos, desde una distancia que el trajín de la vida diaria nos impide. Mirar lo conocido y ver lo que ahora nos parece que sobra, que falta, y que en una medida sentimos que podemos cambiar. Sí, arremangarnos -por ejemplo- y liarnos a tirar lo que llevamos lustros guardando porque pensamos utilizar algún día que no llega. Ir vaciando así cajones para dar cabida a aquello que sí usamos y no sabemos dónde meter, o quizás a esa piez nueva que con tanta ilusión nos hemos comprado.
Empezar después de un cambio nos permite la posibilidad de imaginar, de proyectar, de soñar. Luego, poco a poco vamos regresando a una rutina que comienza de nuevo, que nos aborrega de algún modo y a la vez nos ubica en un mundo próximo, familiar, posible. Es el eterno conflicto humano: Tendemos a lo sublime y solo lo real nos permite vivir.
Buen comienzo!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario