Ni vaca, ni mula, como dice el Papa. Este año nos han derribado el pesebre. Al menos el pesebre opulento que montábamos por esta Europa que decae. El Niño estaba desnudo, pero éso era un eufemismo. En realidad estaba cubierto de regalos preciosos y calentado con la calefacción central de las casas de ricos y obreros hipotecados. Este año el Niño tiene frío. Los niños de los desahucios están helados. También los de las casas y escuelas sin calefacción, a causa de la CRISIS. Este año 2012 la estrella que guiaba a los reyes está apagada. No tánto como la de los países llamados del tercer mundo, lo sé. Aquí aún reluce una especie de lucecita de neón, que gasta poco. Pero es que cuesta mucho bajarse del burro e ir andando, y es que, en Europa, en España, en Catalunya, la mayoría de ciudadanos vamos ya a pie, después de pasarnos décadas viajando en coches de gama alta.
Hay quien nos echa la culpa de todo a nuestro despilfarro particular. Dicen que hemos estirado el brazo más que la manga. Hay quien dice que los de "fuera" tienen la culpa por quitarnos puestos de trabajo que nosotros despreciábamos. Hay quienes creemos que el dinero que nos están quitando está bien asegurado en manos y carteras de unos pocos espabilados que viven a cuerpo de rey y a los que casi nadie se atreve a denunciar por miedo a represalias.
Pero esta Navidad 2012 no es solo una fiesta en plena crisis, sino también una fiesta en plena decadencia de los valores. Por primera vez en muchos años las personas estamos pasando a ser simples números. Nuestros políticos mienten día sí, día también para justificar su ineptitud o su impotencia. Estamos presenciando suicidios de parados y desahuciados, agresiones policiales contra gente cuyo delito es manifestar su indignación y protesta.
Estas navidades ya no las voy a celebrar. Durante muchos años he querido prescindir de la Iglesia y celebrar el nacimiento de un hombre que para mí no necesitaba ser Dios. Su mensaje me ha conmovido siempre y me bastaba para celebrar su existencia. Hoy me doy cuenta que no puedo separarlo de la Iglesia, que es la que realmente mantiene el mito. Una Iglesia aliada con el poder, desde hace muchos años y hoy en España también, junto a un gobierno que pone sus ideas por encima de las personas.
No deseo a nadie más feliz navidad. Les deseo a todos feliz existencia.
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