El dinosaurio
Columnas de humo
23/01/2008
CARLOS RIVERA
CARLOS RIVERA
El microrrelato de Augusto Monterroso ("Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí") ha sido interpretado ambiguamente como parábola del tiempo y de la vida. Es otra mi metafórica lectura. El dinosaurio es un ser alado y entusiasma a la gente que acude a su presencia solo por el placer de ser engullida. Hay sujetos que acoplan sus necesidades a las necesidades del dinosaurio. No sé si Monterroso lo pensó, lo que está para mí bastante claro es que la existencia del dinosaurio no perturba a la mayoría, ya que esa misma mayoría ha nacido, vive y morirá en el vientre del monstruo. Lo consideran su progenitor esencial, su raíz metafísica, su lengua viviente. No conocen otro idioma que el idioma del dinosaurio. También he podido comprobar que algunos de los que han nacido, viven y van a morir en el vientre del dinosaurio sienten a veces la necesidad de matar al padre eterno, aunque esa necesidad no se ejecute por conveniencia propia. Los más osados en el pensamiento de matar al dinosaurio son los jóvenes, no podía ser de otra manera, aunque no los imagino tomando el fuego de Prometeo de los poetas para quemar al dinosaurio.
Tengo la impresión de que muchos de esos jóvenes odian la existencia del alado deglutidor cuando se sienten solos, cuando lo desafían antes de cada nueva claudicación. Después de todo viven dentro de un cuento tan breve como el de Monterroso y si se despiertan y el monstruo no está allí, se sentirán desamparados. Y como viven dentro de ese cuento, de ese microrrelato, los más atrevidos de los jóvenes de este tiempo, tal vez de todos los tiempos, decidieron abordar la cuestión rebelándose con el don de la palabra contra la eternidad de la existencia del dinosaurio. Para ello escogieron una palabra acorde con el tiempo en que vivimos y que, interpretada así, no parece una amenaza inmediata para la existencia del propio dinosaurio. Esa palabra es "wiki", rapidez, ligereza, la única manera de emprender la huida del gran devorador cuyos regueldos podrían alcanzarlos. "Wiki" no es, por cierto, una palabra inglesa, sino hawaiana. La emplean los jóvenes como arma arrojadiza y como método de evasión de una nueva realidad que, como primera premisa, no podrá contener en su objetividad la objetividad de la existencia del dinosaurio. En cuya existencia estamos incluidos los que ya hemos entrado en lo que Gómez de la Serna llamaba "el espejo tragón de la edad". Los movimientos "wikimedia" se extienden por la calle y por internet a una velocidad similar a lo que Juan Cueto llama los movimientos "ciberfachas". Unos buscan salir del insaciable vientre del dinosaurio. Los otros, perpetuarse en la existencia de ese vientre que les da sombra y calor. Estos últimos llevan ventaja, por ahora, dado que el cuentecillo de Monterroso es su certeza y les sirve de coartada. Solo tienen en contra el proceso de velocidad histórica de una sociedad en permanente estado de cambio.
La sociedad es "wiki", marcha tan rápido que uno tiene la sensación de una desbandada de animales corriendo por la sabana y atropellando todo lo que encuentran a su paso. No huyen del fuego, son la esencia del fuego. Quieren crecer ardiendo y devorándose en sus propias llamas. La vida es corta y el escaparate de los paraísos artificiales es el objeto de su persecución, el nuevo fuego de Prometeo. El escenario "wiki" es el escenario histórico del sistema (la guarida del dinosaurio) que crea nuevas esclavitudes para satisfacer necesidades no básicas y fomenta la desigualdad. Monterroso lo intuyó.
Extraído de la página de Carlos Rivera